lunes, 19 de enero de 2015

HOMENAJE A ROSARIO MARRERO GARCIA (SARITO)




MªRosario Marrero García, a la que todos llaman cariñosamente con el nombre de Sarito, es natural de la Ciudad de Arucas y belenista desde que, a los 10 años de edad, su abuela, Antonia Quevedo, le dejó un minúsculo Misterio que ella aún restaura, acción que ella continuó llevando con sus hijos y su nieta.
La dedicación y el amor por el arte en su hogar no sólo se podía apreciar con la vista, también se escuchaba. Tomando como referencia a  su abuelo, un famoso compositor cubano que impregnó el corazón de varias generaciones con su amor por la música, fue llevada a cursar la carrera de piano, instrumento al que adora. Ese sentimiento profundo a la armonía de las formas y sonidos que profesa, nos lleva a descubrir los más de 150 años que su familia lleva en esta tradición belenística.
Es hija, junto con su hermano José Ángel –Pepe, para Los amigos- , de Don Pedro Marrero Quevedo, profesor mercantil de reconocido prestigio en la ciudad, y Doña Mª Teresa García Santana, profesora de piano. Tras concluir dicha carrera musical, Sarito se matricula en la Escuela de Artes Aplicadas en Zaragoza, además de cursar sus estudios de Bellas Artes para llevar a cabo la gran pasión que siempre ha llevado en sus entrañas, la restauración.
La vida transcurre, Sarito contrae matrimonio con Laurentino Vázquez de Francisco y el destino la lleva a residir durante 20 años en dicha ciudad de Zaragoza, donde se enriquece enormemente del patrimonio histórico-cultural de esa hermosa provincia. Trabajó durante esos años con la Diócesis para la Diputación de Aragón recorriendo iglesias y pueblos repletos de patrimonio artístico que recuperar. Su hermano también viajó hasta allí para aprender y nutrirse de tan laboriosa profesión, convirtiéndose en uña y carne de un arte repleto de belleza, donde observar, meditar, limpiar, tallar, dorar y pintar se transforman en un auténtico milagro. Ambos pertenecen actualmente a la Federación de Artesanos de Canarias como doradores.
Al llegar a Canarias y revivir de forma intensa sus orígenes, vuelve a encenderse la llama, y junto a  su hermano Pepe, gran tallista y artesano, lleva otras dos décadas restaurando las tallas más valiosas de la Iglesia de Arucas entre otras muchas. También han llegado a sus manos obras de Silvestre Bello, Borge Linares y Manolo Ramos.
 Su esposo Laurentino, polifacético y vitalista como ella, ejercía su profesión de profesor y administrador en su vida laboral diaria. Pero al observar el amor que su esposa profesaba en la creación de su belén, elaborando y cuidando minuciosamente cada figura y detalle hecho a mano, procedía a cambiarse de ropa y, sin dilación, ponerse manos a la obra y dedicarse, desde temporada veraniega, a la construcción artesana de casas inspiradas en edificaciones reales de distintos rincones de la isla, sin olvidar ni el más mínimo detalle y con la totalidad del material realizado manualmente. Entrar en casa de Sarito es contagiarse de su magia, una poción hecha con tiempo, gusto, dedicación, sencillez y, sobretodo, mucho cariño.
La colección de más de 500 belenes que Sarito atesora  en su hogar se resuelven presumidos en sus vitrinas con la llegada de la Navidad, una Navidad que, en casa de Sarito, se vive todo el año. Pintorescos nacimientos de todos los rincones del mundo, unos con exquisitas policromías, otros con originales formas, texturas o materiales, hacen que hayan sido elegidos para exhibirse en lugares tan concurridos como la Casa de Colón, Ciudad de San Juan de Dios, o el Museo Antonio Padrón de Gáldar.
Sus pasiones no acaban aquí, confiesa amar el miniaturismo, las casitas de muñecas, elaborar cada detalle a cuál más pequeño. Por esta razón también ha participado con sus creaciones en diferentes exposiciones, así como la impartición  de cursos sobre ello.
También ha dado clases en un taller de técnicas belenistas junto con Vicente Díaz, y es miembro fundador de la Asociación de Belenistas Canarios San Juan de Dios, siendo  su primera tesorera.

Pero la expresión máxima de su vocación se renueva cada año en las entrañas de su casa, una vivienda cargada de historia, donde se encuentra una auténtica joya geológica, una burbuja volcánica de gran belleza donde cobran vida figuras, casas e innumerables detalles de un belén de reminiscencias costumbristas que llegó a congregar no hace muchos años a unas tres mil personas. Ahora, y tal y como ella afirma, realiza un belén más modesto, pero sin perder el hechizo que no te permite dejar de mirarlo.
Hace mucho tiempo, alguien dijo que la Navidad es la ternura del pasado, el valor del presente, y la esperanza del futuro, y Sarito y su familia, son prueba latente de ello.


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